
En tiempos complicados, inciertos y nuevos, las marcas que entienden los cambios de paradigma están enfocadas en mejorar la vida de las personas. No mediante la creación de anuncios eufóricos que tocan la fibra, sino proponiendo soluciones reales para problemas reales que impacten positivamente la vida de las personas.
El Branding es el puente hacia ello.
En las empresas de éxito no se ve el Branding como gasto sino como inversión.
La historia nos enseñó qué, en tiempos de crisis, recortar presupuestos en este ámbito es una mala decisión. Son datos, no opinión.
Es en estos tiempos que nos toca vivir en que la salud y el bienestar empiezan a ser considerados muy importantes en todos los sectores, vemos desde oficinas rediseñadas para que los empleados hagan ejercicio o yoga hasta bebidas que recargan el sistema inmunológico. La salud física necesita que también cuidemos la mental y emocional.
Las marcas más queridas y admiradas están ofreciendo una salida emocional para aquellos que necesitan una recarga de optimismo y esperanza.
La carga física y emocional de los últimos años está forjando un enfoque más consciente, holístico y sensible del bienestar.
Una crisis tras otra nos ha hecho más resistentes y fuertes, pero también nos ha trastocado nuestra lista de prioridades. La vulnerabilidad nos ha re conectado con lo fuertes y valientes que podemos ser.
También los estilos de vida y las empresas cambian para volverse más amigables con el clima y el medio que nos rodea.
Pero ser sostenible no es suficiente.
El 90% de los consumidores globales creen que las empresas y marcas tienen la responsabilidad de cuidar el planeta y su gente. Y que podrían hacer mucho más de lo que hacen.
Todo lo anterior ante una nueva era digital.
La explosión de la Inteligencia Artificial, y el metaverso hacen que en las empresas evolucionemos de una ciencia ficción a una realidad.
Mundos virtuales donde las personas pueden aprender, trabajar, reunirse, crear, comprar y vender, socializar, se están convirtiendo en los nuevos lugares de reunión. O pedirle a las máquinas que lo hagan casi todo por uno.
Las marcas que tienen más éxito están ganando ‘participación en la vida’ de sus clientes (internos/externos).
Son marcas que se han transformado en esenciales para las personas. Se conectan con las personas de maneras significativas y entienden el valor de cada persona, tanto en lo individual como en lo colectivo.
Son marcas cada vez mejores, más humanas y más enfocadas en sus clientes, usuarios o consumidores.
El valor de las marcas más valiosas sigue aumentando, lo que demuestra la sostenibilidad de las marcas fuertes y el hecho de que sean tan importantes para nuestras vidas.
Estas marcas están pensando en el empleado, en el cliente, en el consumidor y en cómo pueden mejorar sus vidas. Y como resultado de ello ganan dinero, y no al revés.
Cada vez más ejecutivos están de acuerdo en que es fundamental centrarse en la relevancia y el papel que desempeña la marca en la vida de las personas.
Las marcas más exitosas han demostrado, nuevamente, ser capaces de evolucionar y adaptarse a los cambios en el mercado y en la sociedad. O a crearlos.
Una marca que sea capaz de mantenerse relevante y atractiva a lo largo del tiempo será más efectiva en fidelizar a los clientes (internos/externos) y en atraer nuevos.
Si entre tus objetivos está el crear productos y herramientas, u ofrecer servicios que faciliten la vida de las personas, estás bien encaminado.
Si tu marca consigue que la tecnología sea un complemento y las personas tengan más tiempo para hacer las cosas que aman, estás entendiendo hacia donde vamos.
Para ellas, el crecimiento es un resultado positivo que tiene lugar cuando las marcas hacen de la grandeza su máxima prioridad.
Lo mismo ocurre con las ganancias y la rentabilidad.
Las mejores marcas se enfocan en crear historias poderosas y atractivas que satisfagan las necesidades de los clientes, que hagan su vida mejor; todo lo demás es un subproducto de esos esfuerzos.
Un elemento innegable que hizo que muchas de las marcas más exitosas sobresalieran de sus competidores es la capacidad de comunicar y cumplir una promesa clave a sus clientes.
Una gran marca es, también, una gran promesa cumplida.
Estas promesas les dan a las marcas un fuerte sentido de propósito y se convierten en esa «cosa especial» que aumenta el reconocimiento y el recuerdo de las marcas entre miles o millones de personas.
Por ello es relevante tener claridad sobre lo que representa su marca, en lo que crees y en la visión de cómo impactará en el mundo.
Entonces, ¿qué hace a una gran marca? Lo que hicieron se alineó con lo que prometieron.
Y tienen estos temas centrales en común:
- Valoran las relaciones a largo plazo sobre las ventas a corto plazo
- Entiende el valor de satisfacer las necesidades emocionales de los clientes.
- Innovan para servir mejor a su comunidad
- Crean fuerzas de trabajo comprometidas y saben ganarse la lealtad de los clientes.
En TOTEM Branding solemos preguntar a nuestros clientes: «¿Crees que invertir en un buen branding es caro?. Pues no sabes lo que cuesta el malo».
Entendemos que muchas empresas entran en pánico cuando se enfrentan a una crisis, pero la historia nos enseña que mantener la cabeza fría y seguir invirtiendo en la marca es lo correcto.