
Sabemos que más del 90% de los miedos que tenemos, nunca se convertirán en una amenaza real. También, que más del 90% de las cosas que nos preocupan, jamás suceden.. Y aún así, la mayoría de personas y de marcas viven preocupadas y con miedo.
El miedo es muy poderoso; porque no existe. Es una construcción de la mente.
Busca un hueco en tu cabeza y se aloja allí. Va creciendo con los años y con los años sus raíces y ramificaciones, crecen.
Cuánto más crece el miedo, y todas sus variantes, en tu cabeza, no queda espacio para las ideas, el coraje, la creatividad, la valentía, la curiosidad y el amor.
El miedo es poderoso, porque le damos un poder que construimos.
El miedo encuentra en la inseguridad y la falta de confianza a su más grande alimento.
Hay datos que confirman que casi el 97% de los miedos que nos atan, nos inmovilizan o nos hacen renunciar a nuestros proyectos o sueños, nunca ocurren.
El miedo es también la excusa ideal en muchas empresas
Aunque sabemos, que en el mundo de la empresa, a veces, tenemos que hacer cosas que nos dan miedo para seguir creciendo.
Hemos aprendido que el miedo al cambio es la principal enfermedad de la mayoría de marcas.
Felipe Stalman me dijo una vez una frase que la atesoro como mantra: «Prefiero los buscadores de éxitos en lugar de los evitadores de fallos».
Aquellas personas y marcas que son lo suficientemente valientes para cambiar las cosas, a mejor, por lo general lo consiguen.
Es humano tener miedo, pero también es humano ser valiente.
Muchas cosas nos hacen sentir miedo.
Temer el fracaso puede hacer que trates de hacerlo bien para no fallar, pero también puede impedir que lo hagas bien si el sentimiento es demasiado fuerte.
A qué le tienes miedo, y cómo actúas cuando tienes miedo de algo, puede variar según la persona y la empresa en la que trabajas.
Hay culturas organizacionales que crean ecosistemas de innovación que promueve la curiosidad, la experimentación, la creatividad y que no sólo no castiga el error o el fallo, sino que entiende que son parte del crecimiento y el proceso de aprendizaje y de mejora continua.
El miedo al fracaso, conocido clínicamente como Atiquifobia: cuando el miedo al fracaso se apodera de ti.
Se manifiesta a través de comportamientos subconscientes y patrones de pensamiento invisibles para ti.
Cuando cada persona de una organización sabe qué le da miedo y por qué, puede ser el primer paso para solucionar los problemas del miedo, y transformar ese freno en un poderoso motor de creatividad y de innovación.
El excusómetro, basado en el miedo, trabaja como un reloj suizo. A la perfección.
Porque el miedo también es el mejor aliado de la mediocridad y del conformismo.
En tiempos inciertos, y apasionantes, como los que atravesamos, la ansiedad es un tipo de miedo.
La palabra «ansiedad» tiende a usarse para describir la preocupación, o cuando el miedo persiste y persiste en el tiempo.
Se usa cuando el miedo se relaciona con algo en el futuro en lugar de lo que está sucediendo en este momento. Muchas veces el uso excesivo de la tecnología nos exilia del “aquí y del ahora”.
Las formas en que las personas se sienten cuando están asustadas y ansiosas son muy similares, ya que la emoción básica es la misma.
Que el miedo a fracasar no te impida intentar.
El miedo, en su origen, era positivo.
Los primeros humanos necesitaban las respuestas rápidas y poderosas que provoca el miedo, ya que a menudo se encontraban en situaciones de peligro físico. La vida a la intemperie, rodeados de animales salvajes, tenía en el miedo a un gran aliado.
Sin embargo, ya no enfrentamos las mismas amenazas en la vida moderna. Ya no es un salvavidas de supervivencia, más bien lo opuesto.
A pesar de esto, nuestras mentes y cuerpos aún funcionan de la misma manera que nuestros primeros antepasados, y tenemos las mismas reacciones a nuestras preocupaciones modernas sobre el trabajo, los jefes, el stress, la inestabilidad, la incertidumbre y las situaciones sociales.
.Pero no podemos huir o atacar físicamente muchos de estos problemas.
Los sentimientos físicos de miedo pueden ser aterradores en sí mismos, especialmente si los experimenta y no sabe por qué o si parecen fuera de proporción con la situación.
Y dependiendo de cada uno, una misma situación puede generar un miedo desmedido en algunas personas y no en otras.
Hay muchos factores desencadenantes del miedo en la vida cotidiana, y no siempre puedes averiguar por qué estás asustado o qué probabilidades hay de que te hagan daño.
Por otra parte, en Occidente es más clara la vocación a asumir el miedo que a abrazar el amor. A dar por sentada la cara oscura, en vez de hacerse amigos de la cara amable de la vida.
Cambiar el chip mental, la mirada, la actitud, hace que las cosas cambien.
¿Y si cambiamos el foco? Amor por miedo.
Por miedo no le dije a esa persona que la amo.
Por miedo no hice la carrera que quería no la que debía.
Por miedo no trabaje en aquello que me incendiaba el corazón y sí en esa oficina de la que me quería ir desde el momento en que llegaba.
Por miedo no estudie música, no baile más, no salté en paracaídas.
Por miedo discutí con mis padres en vez de aprender más de ellos.
Por miedo deje de hacer, de compartir, de sentir.
Por miedo deje, muchas veces, de estar vivo.
El miedo secuestra tus sueños. El miedo es un asesino de vida.
Y si lo permitimos estamos aceptando que nos robe vida.
No dejes que el miedo te secuestre. Empieza por rebelarte.
Y como esto es intolerable ser prisioneros del miedo digo basta. Basta de poner al miedo como excusa.
Si al miedo lo construí yo, lo puedo destruir también yo.
Si por miedo a que me duela que me dejen de amar, no amo, me pierdo el amor.
Si por miedo a fracasar, no lo intento, nunca sabré su lo hubiera conseguido.
Si por miedo a caerme, no intento volar, nunca descubriré lo que se siente al volar.
El miedo se siente fuerte, controlador, poderoso, hasta que lo enfrentas.
Nadie tiene más miedo que el miedo. Compruébalo.
Hazle frente. Míralo a lo ojos, fijamente, y dile, no existes. No existes.
El miedo te tendrá miedo y se replegará un poco.
Si vuelves a hacerlo, se replegará un poco más.
Y si lo haces todos los días, un día el miedo será sólo un sustantivo en el diccionario que describe lo que sienten las personas que no se animan a tomar el control de su vida.
Aprende de las equivocaciones. Transforma el miedo en energía positiva.
Una cosa es identificar tus miedos; otra es superarlos.
En las últimas semanas estuve involucrada en varios procesos de transformación cultural.
Estuvimos revisando cultura, liderazgo, propósito, valores, visión, misión y talento.
En un compendio de algunos aprendizajes transversales, os comparto estos puntos, que son una mezcla de los principios de la filosofía Kaizen, Nike y TOTEM, para echar al miedo de las empresas y de las mentes de quienes las dirigen.
- Acepta que el error o el fracaso son parte del crecimiento y el desarrollo. Incluso pueden ser algo bueno si aprendes de ellos. Hay una razón por la cual la expresión “fallar rápido y lo más barato posible, e iterar” ha ganado popularidad en los últimos años. Los líderes empresariales saben que aceptar el fracaso es parte de lograr el éxito. Cada error es un trampolín hacia una meta más grande. Nadie inicia un negocio con la intención de fracasar. Pero, si las cosas van mal, es mejor que suceda rápido. Cuanto antes termine, antes podrá aprender de sus errores y seguir adelante.
- Adopta la mente de un novato. Hay una primera vez para todo. Se trata de abordar nuevos desafíos con curiosidad y pensamiento positivo en lugar de miedo. Considerando cada situación como una experiencia de aprendizaje y dándose permiso para no ser un profesional de inmediato. Las cosas llevan su tiempo; son procesos, no sucesos. Probablemente quieras tener éxito en tu primer intento. Pero esta es una expectativa poco realista. Te encontrarás con obstáculos, y eso está bien. No te frustres, amplia el horizonte.
- Habla, y sobretodo escucha, con personas en las que confíes.Cuando estás atascado en tu propia cabeza, puedes pensar demasiado y abrumarte. Hablar con alguien en quien confíes puede ayudar a arrojar nueva luz sobre tu situación, ya sea un amigo, un mentor, un familiar o un colega. Cuéntales sobre tus miedos y escucha sus comentarios. Pueden cambiar la forma en que ves las cosas.
- Date más opciones. Cuando estás preocupado por una situación, es fácil obsesionarse con un posible resultado negativo. Pero hasta que no lo hayas hecho, no sabes cómo termina la historia. Considera la posibilidad de que las cosas salgan mejor de lo que piensas. Hasta que todo esté dicho y hecho, todo es posible. No te excuses ni justifiques el pasado. cuestiona tus prácticas pasadas y rescata las que fueron mejores. A la hora de la verdad lo realmente importante es que hay que moverse hacia delante.
- Recuerda el costo de no intentarlo. Muchas empresas se preguntan el coste de innovar o de invertir en su marca. Pocas se preguntan el coste de NO hacerlo. En palabras del mejor jugador de hockey sobre hielo, Wayne Gretzky, “fallas el 100 % de los tiros que no haces”. Trabajar con miedo tiene un costo. Si nunca intenta nada, podría perderse algunas de las grandes oportunidades de la vida. Recuerde que intentar y fallar es a menudo mejor que no intentarlo en absoluto.
- Ajustando sobre la marcha. Nunca nada está grabado en piedra. Si se intenta algo y no es lo que se esperaba, se pueden hacer cambios. Mientras una persona estas dispuesto a adaptarte, nunca estarás realmente atascado en una decisión. El trabajo está a expensas de los cambios. La única certeza es que las cosas cambiarán de manera constante. Lo que funcionó en el pasado puede no resultar eficaz otra vez. Cualquier cosa que pienses sobre el futuro será errónea casi con toda seguridad. Los cosas importantes serán siempre las mismas (los clientes quieren grandes precios y un gran servicio), pero la manera de conseguir esas cosas cambiará ineludiblemente.
- Tener miedo está permitido, pero hazlo de todos modos. Es posible que su miedo nunca desaparezca realmente, y eso está bien. Eso no significa que tengas que dejar que te controle. Los líderes en el mercado son valientes, tomando decisiones valientes. Trabajan de manera constante en sus propias estrategias, enfocándose en sus clientes (interno/externos) y tratando de lograr el próximo gran éxito.
Identificar el miedo, domar el miedo y transformar esa energía en fortaleza.
Hacer es de valientes
Hacer las cosas adecuadas termina siempre mereciendo la pena, aun cuando no sea de manera inmediata y haya que espera algún tiempo para ver los resultados.
Valentía no significa progresar sin miedo, valentía significa hacerlo a pesar del miedo.
El único que fracasa es el que no lo intenta el que no se esfuerza.
Cuando se es valiente uno se sorprende de lo que puede lograr.
En un viaje de trabajo a Sudáfrica me quedé con esta frase para siempre: “Aprendí que el coraje no es la ausencia de miedo, sino el triunfo sobre él. El hombre valiente no es aquel que no siente miedo, sino el que conquista ese miedo”.
La frase es de Nelson Mandela.
Es imposible vivir sin equivocarte sin fracasar en algo. A menos que vivas tan cuidadosamente que dé lo mismo que estés viviendo. Y en ese caso habrás fracasado por que estarás con vida pero no viviendo.
Me encantó el artículo. Me gusta mucho su pensamiento y por eso lo sigo. Nos remarca muchas cosas que a veces no se aprenden en las aulas universitarias. Esas que solo nos dan los años de experiencia y el amor por lo que hacemos en el fascinante mundo del mercadeo…