El mundo hoy se divide en dos grandes grupos: los que producen excusas y los que producen resultados.
Cada día, en las redes sociales, en internet, en la televisión, los periódicos o en la radio escuchamos hablar de los graves problemas actuales de la sociedad. Son problemas que nos preocupan y sobre los que podemos actuar incluso con una pequeña contribución que, sumada a la de todos los demás, puede cambiar las cosas.
Pero no a todos les preocupa lo mismo. El mundo es enorme y somos casi 8 mil millones de personas. Y a pesar de ello si hay preocupaciones comunes.
El cambio climático, la demografía, la urbanización, el crecimiento económico, el consumo de energía, la conectividad y la geopolítica se encuentran entre las megatendencias más destacadas. Sin obviar la ciberseguridad, las crisis migratorias, el hambre, la pobreza, el renacimiento de los extremismos ideológicos y la amenaza de nuevas crisis sanitarias globales.
El 67% de los ciudadanos del mundo, que no viven bajo un conflicto o una guerra, considera que el desafío más importante al que nos enfrentamos son el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, de acuerdo con una encuesta llevada a cabo por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
Otros asuntos también motivo de preocupación para estos, tales como la violencia y el conflicto; la discriminación y la desigualdad; o la escasez de alimentos, agua y vivienda. La educación se destacó como una solución crucial para superar los retos, ya que es la solución número uno para la mayoría.
El cambio que necesita el planeta no es verde es humano.
Un clima que cambia peligrosamente es la mayor amenaza a la que se ha enfrentado la humanidad. Pero no todo debe entenderse en clave apocalíptica. Involucre a los empleados (elimine la negación climática), hable con los consumidores y clientes sobre los problemas climáticos a través de sus productos y cambie las reglas internas sobre finanzas corporativas para tomar decisiones de inversión que favorezcan el gasto a favor del clima.
El aspecto humano de los negocios.
A medida que las nuevas tecnologías se extiendan por la sociedad y los negocios, el cambio será más humano que tecnológico. Los líderes empresariales deben pensar en lo que significan estos grandes cambios para las personas que componen nuestras empresas, clientes y comunidades.
La transparencia.
Cada generación esperará una mayor apertura de las empresas a las que compran y para las que trabajan.
Ver y escuchar a la próxima generación.
Para 2030, la vanguardia de los millennials se acercará a los 50, y ellos y la Generación Z constituirán la gran mayoría de la fuerza laboral. Entender sus prioridades y valores.
Predecir el futuro significa proyectar hacia adelante a partir de lo que ya está sucediendo, mientras arroja la inercia esperada en los sistemas humanos y naturales.
Nuestras elecciones son muy importantes, como individuos y a través de nuestras organizaciones e instituciones. Las empresas, en particular, desempeñarán un papel importante en el destino del mundo. Los empleados, los clientes e incluso los inversores exigen cada vez más que el papel de las empresas sea positivo.
Todos podríamos esperar y ver adónde nos llevan estas olas históricas. Pero es mejor que todos trabajemos de forma proactiva para asegurarnos de que elijamos o construyamos un futuro mejor y próspero.
Demográficamente imparables.
Hacia fines de esta década seremos alrededor de mil millones más de nosotros y viviremos más tiempo. El mundo debería llegar a
8.500 millones de personas en 2030 , frente a los 7.300 millones de 2015 y los casi 2.000 millones de habitantes de 1930.
En 2019, la población de más de 65 años se situó en 703 millones, casi el 10% de la población mundial. Para 2050, se espera que se duplique hasta los 1.500 millones, o una de cada seis personas.
Los mayores de 80 años es probable que aumenten incluso más rápidamente, de 143 millones a 426 millones, como resultado de muchas décadas de mejora de la esperanza de vida y disminución de la fertilidad.
Los jóvenes nos vuelven a inspirar esperanza.
Según UNICEF, “a diferencia de sus mayores, los jóvenes piensan que el mundo se va convirtiendo en un mejor lugar”. Los niños y los jóvenes son casi un 50% más propensos que los mayores a creer que con el paso de cada generación el mundo se convierte en un lugar mejor, según desvela una nueva encuesta internacional de
UNICEF y Gallup.
La investigación también muestra que los jóvenes son más propensos a creer que la misma infancia ha mejorado, y una abrumadora mayoría cree que la atención sanitaria, la educación y la seguridad física son mejores para los niños de hoy que para la generación de sus padres.
A pesar de manifestarse optimistas, los jóvenes distan mucho de ser ingenuos, ya que expresan su inquietud por las actuaciones contra el cambio climático, su escepticismo respecto a la información que consumen en las redes sociales y su lucha contra los sentimientos de depresión y ansiedad.
Es mucho más probable que se vean a sí mismos como ciudadanos del mundo que las personas de edad más avanzada, y más factible que apoyen la cooperación internacional para hacer frente a amenazas como la pandemia del COVID-19.
Dos tercios de nosotros viviremos en ciudades.
La urbanización de nuestras poblaciones aumentará, creando más megaciudades y metrópolis pequeñas y medianas. Los efectos incluirán la necesidad de más edificios grandes con mejores tecnologías de gestión (big data e inteligencia artificial que hace que los edificios sean mucho más eficientes).
Las ciudades aunque contribuyen de manera extraordinaria a la emisión de gases de efecto invernadero, apenas ocupan menos del 5% de la superficie de la Tierra. Ya en 2011 las ciudades eran responsables del 70% de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Hay muchas cosas que podríamos hacer. Mencionaré tres. Lo primero, cambiar los motores de combustión interna por motores eléctricos, aprovechando la energía más limpia como la geotérmica, la eólica, la hidráulica o la que se produce del gas natural.
La segunda acción concreta es renovar las viviendas para hacerlas más eficientes. Calentar o enfriar nuestros hogares consume mucha energía, y haciéndolas más eficientes se reduce el consumo.
Lo tercero es vivir más “cerca”, para poder hacer la mayor parte de nuestros desplazamientos consumiendo menos energía: caminando, en bici, transporte público o, como último, en autos eléctricos.
Tecnología humana, de consumo y verde.
Las videollamadas quedarán anticuadas cuando los hologramas se conviertan en una realidad para el gran público. Ya son posibles, y de hecho, el grupo ABBA planea un gira para lanzar su primer álbum en 40 años, pero para que llegue al ciudadano medio es necesaria la tecnología 6G.
En este sentido, el metaverso también irrumpirá para comprender innumerables mundos virtuales persistentes que interoperen entre sí. Se estima que para la década de 2030, la realidad virtual será totalmente realista y que, probablemente, pasaremos más tiempo en el mundo virtual que en el mundo real.
Cuando se combina el realismo visual con el realismo sonoro el cerebro ya no puede decir dónde está la diferencia entre lo real y lo virtual.
Cuantos avances tecnológicos, cuánto progreso digital, para que las personas pasen la mayoría de su tiempo escribiendo mails, viendo fotos en Instagram o enfadados porque no les responden, en un milisegundo, el mensaje de WhatsApp. La revolución digital es virtual.
Simultáneamente al metaverso, unas 3.000 millones de personas no tienen acceso a internet.
Moda insostenible.
Se estima que unos 460.000 millones de euros en ropa van a la basura cada año. Hasta ahora la industria no cumple.130 empresas textiles han firmado un documento durante la COP26 en el que se comprometen a elevar su inversión para luchar contra el cambio climático en un 20%
Un reciente informe de Zalando, asegura que menos del uno por ciento de toda la ropa de segunda mano que se recoge para buscarle una segunda vida se recicla para confeccionar nuevas prendas. El estudio ‘It takes two: cómo la industria y los consumidores pueden cerrar la brecha actitud-comportamiento en lo relativo a la sostenibilidad en la moda’ denuncia así que la industria “no cumple con los requisitos de los consumidores en sus demandas de economía circular”.
No obstante, admite también que apenas el 23% de los consumidores repara sus prendas pese a que el 63% de los compradores de ropa desearía que su ropa tuviera una nueva vida tras desprenderse de ella, de media, entre siete y 10 años después de adquirirla. De ese modo, el margen de actuación del sector es enorme, como lo es también el de la actitud de los consumidores, que han de conocer el impacto global que conlleva su opción de compra.
También están apareciendo nuevos desafíos a nivel personal. La insignificancia percibida de las acciones individuales nos lleva a esperar a que otros den el primer paso, antes de hacer sacrificios individuales. Sin embargo, «alguien más lo arreglará» no va a suceder. O lo arreglamos todos juntos o no se arregla.
Ansiedad, depresión, soledad, salud mental, pobreza, suicidios, son algunos de los asuntos urgentes que también reclaman el compromiso de todos y mayor visibilidad y recursos para cambiar aquello que no puede seguir en lista de espera.
La frontera a explorar no es solo la frontera tecnológica, es sobre todo la frontera de la psicología, la antropología y la sociología.
Un nuevo liderazgo.
Los equipos y las personas buscan, quieren y necesitan líderes valientes, inspiradores que digan la verdad sobre hacia dónde van y hacia dónde quieren ir; y cómo.
Desafortunadamente, hay una notoria falta de líderes que marquen ambas casillas de inspiradores y confiables y, debido a esto, los ciudadanos se están volviendo cada vez más hacia las marcas para llenar ese vacío. Por eso, la gran obligación de construir un mundo mejor se ha convertido en responsabilidad de las marcas.
Las marcas al rescate.
Una gran marca nunca pasa de moda debido al mensaje y la cultura incrustados en su ADN. Un TOTEM es consistente. Se relaciona con las personas y las hace parte de su historia. En el entorno empresarial actual, la transformación requiere la creación de una nueva cultura organizacional que haga que las personas crean en la razón de la existencia de un TOTEM porque trasciende lo meramente monetario.
Lo que hace es mejorar la vida de las personas. Y es por eso que genera dinero, no al revés.
Buscamos TOTEM que realmente sientan, experimenten y tengan un significado real para que podamos creer en ellos. Estos TOTEM tienen la creencia y el compromiso de hacer del mundo un lugar mejor en su ADN.
Tu tiempo, es tu divisa.
Todas las marcas están peleando por tu atención, tu tiempo, tus datos y tu dinero. Sólo unas pocas saben cómo hacerlo bien.
Greenwashing para todos.
La mayoría de las empresas ven el impacto que tiene en los márgenes o los sobrecostos como barreras para implementar iniciativas de sostenibilidad. Pero estas empresas solo se centran en el corto plazo y no miran el panorama general.
Las empresas que son líderes en sostenibilidad tienen mejores márgenes que las que se quedan atrás en RSE, así como mejores costos de capital. Las empresas que adquieren una reputación de responsabilidad atraen más inversiones y obtienen mejores resultados en el mercado de valores.
Ética o no ser.
Le preguntaron al gran matemático Al Khwarizmi sobre el valor del ser humano y respondió: “si tiene ética su valor es igual a 1. Si además es inteligente, agréguele un cero y su valor será 10. Si además es rico, agréguele un cero y su valor será 100. Si además es una buena persona, agréguele un cero y su valor será 1000. Pero si pierde la ética, pierde el 1 y perderá todo su valor, pues solo le quedarán los ceros”.
Con la irrupción de las nuevas tecnologías, las marcas ya no pueden parecer, tienen que serlo.
El mundo ha cambiado. Valores como la transparencia, la honestidad, la autenticidad y la confianza deben ser los pilares de cualquier marca.
Estas revoluciones profundas exigirán la redefinición de las responsabilidades de la s empresas, sobre todo en su papel en la reparación del tejido social donde se desarrollan, caracterizado por soledad endémica, fragilidad financiera, la polarización política y estructura familiar.
El cambio de mentalidad en las empresas.
TOTEM se ha convertido en uno de los conceptos más relevantes en branding y marketing y su definición es parte de lo que las marcas deben estar pensando hoy. En consecuencia, uno de los aspectos más importantes que debemos recordar es que nos recuerda lo valiosa que se ha vuelto la comunicación honesta y auténtica y, sobre todo, debemos comprender el nuevo papel de las marcas.
Los creyentes (clientes, usuarios, consumidores) esperan que las marcas no solo tengan beneficios funcionales, sino también un propósito y compromiso social, que comprendan a sus audiencias (internas y externas) y estén en sintonía con las causas, necesidades y problemas actuales de la sociedad.
Sin dejar de lado aspectos como la innovación, la creatividad y la sostenibilidad, quienes lo asuman tienen una gran oportunidad de ser los protagonistas dominantes de la década que recién comienza.
Todos pueden hablar sobre el futuro; mientras tanto, las personas que trabajan con conciencia, compromiso, creatividad, valentía y generosidad lo están creando.
Para entender mejor el éxito o el fracaso de un equipo solo hay que preguntar una cosa: ¿Produces excusas o resultados?
Excelente artículo. Muy buenas reflexiones y recomendaciones.
Andy excelente artículo como siempre. Es muy rico en todos los aspectos y la data es exquisita. Me encantó la frase de los 100 y si quita la ética quedas en cero. También me gustó la frase que dice el ser humano necesita un cambio humano no verde. Maravilloso Andy. Gracias por compartirlo.