La Generación D está golpeando la puerta del mundo laboral con tanta fuerza que el ruido se está haciendo ensordecedor. La generación D es la de las personas que están desmotivadas, desilusionadas y descontentas con su trabajo. La gran desmotivación que se está viviendo está generando enormes problemas y algunas oportunidades.
Los datos lo refrendan. El 61 % de los trabajadores de EE.UU. están considerando dejar sus trabajos en 2023, según un nuevo informe de LinkedIn. Y un porcentaje más alto de trabajadores de la Generación Z (definidos por LinkedIn como edades entre 18 y 25) y Millennials (entre 26 y 41 años) están planeando dejarlo, más que cualquier otra generación.
Las principales razones por las que los miembros de la Generación Z y los Millennials están considerando cambiar de trabajo:
1. Una compensación más alta
2. Un mejor equilibrio entre el trabajo y la vida personal
3. Oportunidades de crecimiento profesional
4. Arreglos de trabajo flexibles
(Todas clasificadas como las principales prioridades)
Según diferentes reportes, las generaciones más jóvenes son las más propensas a aspirar a ser su propio jefe.
El 76 % de la generación Z y los Millennials diciendo que este es un objetivo, en comparación con el 63 % de los que son de la generación X y mayores.
Los trabajadores más jóvenes esperan más de sus empleadores, como trabajo significativo, oportunidades remotas y equilibrio entre la vida laboral y personal. Muchos trabajadores más jóvenes afirman que están aburridos o que no ven espacio para avanzar, y con menos frecuencia (en el paradigma laboral actual) existe el atractivo de las estructuras de ahorro para la jubilación que atraen a los trabajadores a permanecer en un trabajo durante un período prolongado.
En mis viajes alrededor del mundo y en conversaciones permanentes con profesores, maestros, empresarios y profesionales, estas son algunas de las posibles razones:
-
Falta de oportunidades de crecimiento y desarrollo profesional: Los jóvenes pueden sentir que sus trabajos actuales no les brindan suficientes oportunidades para avanzar en sus carreras y desarrollar nuevas habilidades. No son reconocidos, ni se les alienta a pertenecer con hechos. No se sienten relevantes ni importantes.
-
Mal ambiente laboral: Un ambiente laboral tóxico, donde hay falta de colaboración, apoyo y respeto puede afectar la motivación de los jóvenes para seguir trabajando en ese lugar. Sumado al egoísmo y la falta de cultura de trabajo colaborativo, inclusivo y que premie la valentía y la iniciativa.
-
Deseo de una mayor flexibilidad laboral: Los jóvenes pueden querer trabajar en horarios más flexibles o trabajar desde casa, lo que puede no estar disponible en sus trabajos actuales. El no querer ir a la “oficina” también está relacionado con la falta del trabajo en equipo y las ganas de socializar y compartir presencialmente, porque no se alienta ni se alimenta desde arriba.
-
Baja remuneración y beneficios: Los jóvenes pueden sentir que no están siendo compensados adecuadamente por su trabajo y que no están recibiendo beneficios suficientes. Y no es sólo el dinero, sino las posibilidades de crecer, aprender, mejorar y evolucionar.
-
Falta de propósito y sentido de pertenencia: Algunos jóvenes pueden sentir que sus trabajos actuales no les brindan la satisfacción y el propósito que buscan, o que no se identifican con la cultura de la empresa. Muchas empresas dan una mochila y una cantimplora y ese es el onboarding. Cuando los jóvenes buscan trabajar en marcas con las que compartan valores, compromisos o una visión de como y por qué se hacen las cosas.
Es cierto que cada persona, de cada generación, tiene sus propias razones para querer renunciar a un trabajo, por lo que es importante comprender las motivaciones individuales de cada uno y tratar de abordar sus preocupaciones en la medida de lo posible. Aunque los números son tan contundentes que estas no son olas sino un tsunami ante nosotros.
El lugar de trabajo de hoy es más complicado. No es tan simple como proporcionar un salario digno, beneficios y un paquete de jubilación. Los trabajadores más nuevos quieren flexibilidad, oportunidades de progreso, educación y más… La nueva fuerza laboral son nativos digitales: son diferentes en una nueva forma en que las generaciones anteriores no lo son. Lo más importante es que no tienen miedo de hacer un cambio.
Se dice que los Z tienen un gran talento, mucha ambición, son más exigentes que los millenials, marcan las condiciones, saben lo que quieren y si no lo encuentran, se marchan aunque la oferta sea muy golosa.
Y surgen un montón de preguntas que quiero compartir por si algunos colegas de esta red me ayudan a clarificar:
1. ¿Qué nivel de responsabilidad tienen las empresas, y sobretodo RRHH en esta falta de compromiso, ilusión y motivación?
2. ¿Hasta que punto el querer renunciar sin plan es inteligente?
3. Si los estudios confirman que el modelo actual esta desactualizado y desconectado de la fuerza laboral del futuro, ¿por qué no evoluciona?
4. ¿Quienes deben aportar soluciones a esta seria problemática? ¿Las empresas, la academia, las familias, el Estado…?
5. Si el 70 % de los Millennials y la generación Z renuncian en 2023, ¿cuál será el impacto económico?
6. ¿La generación Z vino a cambiar el mundo y no los entendemos o su juventud les impide tomar decisiones más acertadas?
En el informe Workforce of 2020 de Oxford Economics podemos leer que sólo el 13% de los empleados a nivel mundial afirma sentirse comprometido.
87% de los empleados de todo el mundo no se siente comprometido.
Y según una encuesta de Gallup el 85% de los trabajadores en todo el mundo admite, cuando han sido preguntados anónimamente, que su trabajo no les satisface y no se sienten comprometidos ni identificados con el mismo.
«Muchas personas en el mundo odian su trabajo y especialmente a su jefe», dice el informe.
Quizás los jóvenes están en una fase experimental en la que todavía están descifrando lo que quieren de un trabajo y de la vida. O tal vez lo saben y lo que les apasiona es encontrar un trabajo que se alinee con sus valores personales y confían en que cambiar de trabajo los ayudará a lograrlo. O al ver el panorama que le dejaron los adultos su rebeldía tiene y cobra más sentido.
Lo que preocupa no es quejarse. Lo preocupante es que a muchas personas les gusta quejarse pero no hacen nada para cambiar su situación. Porque detrás de los sueños cumplidos siempre hay esfuerzos que la mayoría de personas ni ve ni conoce. Para cambiar algo las palabras son insuficientes, lo verdaderamente transformador es la acción.
Andy, creo que el gran problema a enfrentar es cómo aprendemos. Las personas y las empresas.
La pandemia fue un curso para la vida, “gratis”, que gran parte del mundo no supo aprovechar. Era nuestra oportunidad de evolucionar como humanidad. Pero muchas personas y empresas desaprendieron, demasiado rápido. Volvieron a un modelo “tradicional” que la gente joven, simplemente no entiende o acepta, después de todo lo vivido. Porque parece ilógico.
No es que el trabajo remoto sea la solución, porque incluso parte de lo que aprendimos fue la importancia de fortalecer lo que yo llamo la “interacción natural”.
Tampoco lo soluciona las altas remuneraciones, pues sabemos que el salario emocional pesa más, junto a un liderazgo inspirador y transformador.
Mencionas que según estudios, el 87% de las personas dicen no sentirse comprometidas, ni identificados con su trabajo. Quizás la generación de D, más Demandante, Decidida, Despierta, Diferente y Diversa es capaz de Decir, los que muchos, NO pueden. Al final, el sentimiento o insatisfacción es la misma, para todas las generaciones.
Mientras las instituciones y las personas no seamos capaces de aprender y evolucionar
para un nuevo mundo y un futuro que se reescribe cada vez más rápido, seguiremos caminando en círculos sin poder realmente avanzar como sociedad.
Estoy de acuerdo de que hay que ser parte de la solución. En cuanto a las empresas, las áreas de Gestión del Conocimiento y de Comunicación, con una alta dirección comprometida, podrían liderar esos procesos de transformación para que nuestro trabajo o empleo, también denominado, nuestro segundo “hogar” pueda llamarse así, no solo por el tiempo que nos demande, sino por el significado que aporte a nuestra vida, en lo laboral y lo personal, porque hoy sabemos que son dos mundos inseparables. Entender esto, de una manera profunda, puede ser la respuesta a muchas de las preguntas que hoy nos hacemos.