
Bienvenido al metaverso. Esa frase podría sonar como el comienzo de una película tecno-distópica: un revoltijo de palabras que solo funciona en la ciencia ficción.
Y sin embargo, en los grupos más importantes de las empresas más importantes de Silicon Valley, es algo muy real: los que mueven los hilos de internet están planificando un futuro en el que lo digital y lo físico estén inextricablemente entrelazados en una realidad virtual que lo abarque todo y que nos permita existir juntos, cuando sea y donde sea.
Es decir, el metaverso.
El futuro de internet ya llegó.
La cuestión es que una gran parte de la población probablemente nunca llegue a entenderlo. Eso dice mucho sobre de dónde venimos y hacia dónde nos dirigimos.
El concepto del metaverso surgió antes de que la mayoría de las personas enviaran su primer correo electrónico de sus vidas.
Neal Stephenson acuñó el término en 1992, en su novela Snow Crash.
Vamos a ser los personajes que acceden a otro mundo disponible en nuestras pantallas, donde viviremos una vida tan plena como la que experimentamos lejos de ellas.
Este futuro metaverso, explican sus evangelistas, no es solo un “mundo virtual” o una realidad virtual, o una economía, o un parque o espacio temático, y ciertamente tampoco es solo un juego.
El metaverso es más que eso porque incluirá infinidad de parques y espacios temáticos, y porque todo eso se integrará en una experiencia cohesiva que no solo servirá a una necesidad o propósito humano, sino a todos ellos.
Una nueva ola sísmica de innovación web está en camino.
Las marcas que se sientan al margen demasiado tiempo lo harán bajo su propio riesgo.
El metaverso, una vez desarrollado, es una forma más inmersiva de comunicarse con personas que están físicamente separadas.
A medida que el trabajo híbrido evoluciona y más trabajadores se separan físicamente de sus compañeros, experiencias de trabajo inmersivas, que van desde la contratación hasta la incorporación, entrenamiento, comprenderse a sí mismo en relación con los demás y comunicarse y colaborar de manera efectiva para construir relaciones sólidas que hagan que las personas avancen en la misma dirección y trabajen hacia objetivos comunes, reunión, de venta, marketing y más, será cada vez más importante.
Sin embargo, hay varias barreras y desafíos, tanto en el perfeccionamiento de la tecnología como en su adopción en los negocios y la gestión del capital humano.
Un juego muy serio.
Quizás la forma más fácil de imaginar el metaverso no es a través de la abstracción sino más bien utilizando un montón de casos hipotéticos: Epic Games ya te permite comprar zapatillas Air Jordan como parte de un skin para tu avatar de Fortnite, y hoy en día podrías llevarlos puestos para combatir en un battle royale en la mañana antes de lucirlos en un concierto de Ariana Grande en la noche.
Ahora, imagina que pudieras aparecer en una isla de Animal Crossing de Nintendo vistiendo lo mismo.
Epic Games ha demostrado que en el mundo del marketing siempre hay nuevas formas de llegar a los consumidores, y es que no es la primera vez que esta desarrolladora de videojuegos se alía con otras marcas a través de su videojuego franquicia.
El diseñador de moda Balenciaga decidió que necesitaba aumentar su popularidad entre la generación más joven y a los jóvenes les encanta Fortnite, ¿verdad? Y aquí estamos con una colaboración de Fortnite x Balenciaga.
Epic Games capta 2.000 millones de Sony y Lego para impulsar el metaverso y la compañía ya vale casi 29.000 millones.
Las operaciones se están acelerando entre los gigantes tecnológicos para tomar posiciones en el metaverso.
Bien, ahora imagina que pudieras presentarte a tu lugar de trabajo con tu atuendo obtenido en la web y de allí ir a una clase grupal de spinning en el gimnasio. Imagina que incluso pudieras regalarle tu ropa a un amigo en Instagram, o cambiarla por una obra artística en forma de tokens no fungibles (o NFT).
Podrías llevar tus datos, posesiones y a ti mismo de un lugar a otro y de una plataforma a otra, a veces en 3-D, otras en el 2-D de hoy, a veces con la ayuda de cascos de realidad virtual o gafas de realidad aumentada, y a veces solo con nuestros ojos.
Tal vez todo esto tenga sentido, de manera intuitiva, para ti. Quizás te parezca que no tiene ningún sentido.
Mucha gente que creció sin la existencia de internet lo ve, en esencia, como una herramienta: algo que fomenta experiencias y que ayuda, por ejemplo, a planificar un pícnic, reservar un boleto para un concierto de los Rolling Stones o comprar una aspiradora. No lo ven como un lugar que proporcione experiencias en sí mismas.
Incluso, para estas personas, las redes sociales existen simplemente para ofrecer información sobre las vidas no en línea de sus seres queridos.
Muchas personas que crecieron con la existencia de internet lo ven como un lugar que sí brinda experiencias. Sin embargo, también lo ven como un lugar separado del mundo sin conexión, un complemento de lo que sucede cuando cerramos nuestras computadoras portátiles o nos alejamos de nuestros teléfonos, que es la realidad que de verdad cuenta.
¿Por qué otra razón utilizarían los videojugadores y miembros de las antiguas salas de chat el término “IRL” (sigla en inglés de “en la vida real”)?
Sin embargo, cada vez hay más personas que crecieron no solo con internet sino en internet.
A veces interactúan con personas que conocen “IRL” de la misma forma que interactúan con personas que no, y a veces hablan con personas que conocen IRL la misma cantidad de tiempo en línea como en persona.
Están en el mundo digital en un instante, en el físico en el siguiente y en ambos al mismo tiempo.
El internet no puede separarse de la vida real. Internet es la vida real.
Entonces, el valor de un metaverso con toda la parafernalia que el resto de nosotros asociamos con el universo real parece obvio: conectar dos espacios entre los cuales ya nos movemos constantemente y lograr que sean aún más similares.
Todo esto es más una posibilidad que algo probable en este momento, sin embargo, quienes tienen la mayor influencia sobre nuestro futuro tecnológico están dedicados de manera intensa a una idea que es completamente ininteligible para los habitantes del pasado analógico.
Eventos en el metaverso, desfiles de moda, conciertos, conferencias, simposios médicos, torneos deportivos, academias, entretenimiento, las compras, las bodas, los divorcios, el sexo, el amor…
Nuestras mentes, y nuestras vidas, se han transformado.