
Por ahora, y sólo por ahora, el uso de las mascarillas “es recomendado”, no obligatorio. Pero es cuestión de días, quizás semanas, en el que la obligatoriedad será la norma. Poco a poco iremos dejando atrás los encierros para empezar a desandar una nueva realidad. Entre el inmenso abanico de cambios que se avecinan, hay dos cosas que me generan particular interés.
El primero es que dejaremos, por un largo tiempo, de darnos la mano. «Nunca tendrás que darle la mano a nadie. No creo que debamos estrecharnos la mano nunca más, para ser honesto” Anthony Fauci, el experto norteamericano sugirió, la semana pasada, no hacer más esa acción. ¿Será posible?
Lo segundo es que con las mascarillas dejaremos de ver casi dos tercios de los rostros de las personas y particularmente dejaremos de ver su sonrisa, o su mueca, o su boca, sin más. ¿Sabina actualizará sus letras y pasará a cantar “que esta mascarilla es mía…”?
Máscaras en tiempos de caretas.
La bella ironía de esta nueva realidad es que las máscaras, utilizadas históricamente para esconder, dejarán al descubierto nuestra más vulnerable y poderosas expresión: la mirada.
Recientemente en una de las interesantes e inspiradoras conversaciones que tengo a diario, ya sea en directos de Instagram o en Lives de Youtube, una persona me mencionó que ya hay enfermeras que transmiten sólo con la mirada. Es que es la única parte visible de su humanidad. Y con sus ojos transmiten esa esperanza o esa sonrisa que tanto necesita el paciente que lucha contra el virus.
Somos nuestra mirada.
En la película “el secreto de sus ojos” (2009) hay una frase premonitoria a esta nueva realidad: “los ojos hablan”. Y a partir de ahora, en esta sociedad que evitaba el contacto visual para refugiar la mirada en la pantalla, volverá a verse. Porque buscará una respuesta, una mirada cómplice, un refugio, un simple guiño o una sonrisa. Los ojos, lo único que no cambia desde que cumplimos un años hasta que morimos, serán el canal de comunicación más poderoso de esta nueva era.
Quizás, esta nueva generación de miradas, re conecte con aspectos de nuestra literatura, nuestra poesía y ciertamente de nuestra humanidad. Fue Gustavo Adolfo Bécquer quién escribió que “el alma que hablar puede por los ojos, también puede besar con la mirada.” O Brian Weiss quién dijo que “cuando mires a los ojos a otra persona, a quien sea, y veas tu propia alma reflejada, te darás cuanta de que has alcanzado otro nivel de conciencia.” O en palabras de Robert Bresson, quién afirmó que “dos personas que se miran a los ojos no ven sus ojos sino sus miradas.” Una nueva realidad nos trae nuevos desafíos y entre ellos descubriremos cómo habla la gente con sus miradas.
Aprenderemos el lenguaje de los ojos.
Será raro al comienzo. No sabremos si caminando por Madrid o Barcelona, o Bilbao o Valencia nos sentiremos que estamos en Tokio o en Shanghái. Las mascarillas serán el nuevo grito de la moda, también. Mascarillas con marcas, mascarillas con sonrisas sobre impresas, mascarillas cool, mascarillas caseras, mascarillas de color, incluso se habla de mascarillas transparentes para que las personas que tienen que leer los labios puedan hacerlo. Mascarillas que distraerán, temporalmente de la mirada.
Y no dejará de ser extraño, pero es probable que ganemos en algunas cosas, ya que “las palabras están llenas de falsedad o de arte, la mirada es el lenguaje del corazón”, decía William Shakespeare, y es significativo que la verdad del alma se imponga al engaño de las palabras. Eventualmente.
Una nueva mirada.
Y evocando a Marcel Proust quién escribió que “el único verdadero viaje de descubrimiento consiste no en buscar nuevos paisajes, sino en mirar con nuevos ojos”, una nueva mirada nos pondrá delante de una nueva realidad, y de cómo descubramos estos nuevos paisajes, este «mientras tanto” de no darse las manos, de distancia social y mascarillas será una oportunidad para que el alma del ser humano se manifieste, sin temor.
Porque a partir de nada utilizaremos los ojos como nunca hasta ahora… Nuestros ojos tocarán y abrazarán a cada persona que entre en el radio de nuestra visión. Y luego, por fin, aprenderemos a ver y a observar un nuevo mundo de humanidad que se abrirá ante nosotros.
Los cambios pueden ser inmensas oportunidades. Podemos protestar hasta el hartazgo por esta nueva realidad, o trasformar el problema en aprendizaje. Porque sobretodo aprenderemos a mirar el presente, y el futuro, con otros ojos, con una nueva mirada.
Que linda ocurrencia y que cierto tu pensamiento sobre la mirada . Qué bien lo sabes expresar . Gracias es una caricia para el alma . Cariños
Mu bueno todo lo que escribiste. Me gustó en especial lo de Marcel Proust: “el único verdadero viaje de descubrimiento consiste no en buscar nuevos paisajes, sino en mirar con nuevos ojos”,
Quizás nos toca redescubrirnos observar más y hablar menos . Ser más prudentes y reflexionar más